Los peces nadadores, llamados por muchas personas
Rapala por la antiguedad de esta marca finlandesa, son señuelos duros particularmente apreciados por los pescadores de trucha. Esta técnica se parece a la pesca de lanzamiento, pero con algunas sutilezas. Según el
pez nadador que se utilice, es posible prospectar diferentes capas de agua y aplicar animaciones varias. Si optamos por un modelo flotante, es posible hacer que el señuelo se deje llevar por la corriente hasta el lugar deseado antes de empezar la recuperación con el carrete. También es posible realizar pausas para que suba el señuelo algunos centímetros y provocar el ataque de las truchas. El
pez nadador suspending, por su parte, es perfecto para prospectarse entre dos aguas puesto que se hunde antes de estabilizarse a cierta profundidad, lo que le permite insistir en una capa de agua concreta y seleccionar los peces activos en la vena acuática. Este tipo de señuelo permite provocar un gran número de ataques durante las pausas en recuperación porque imita a la perfección un alevín inmóbil. El pez nadador que se hunde será el aliado perfecto para las pescas en profundidad y para hacer salir las truchas cercanas al fondo. Es igualmente eficaz en recuperaciones rápidas acompañadas de golpes de puntero que permiten descentrar el señuelo y así imitar una presa herida a la fuga. Estas imitaciones, a menudo muy realistas gracias a su mimetismo y a su nado más o menos amplio según el modelo, engañan a las truchas que habitan los cursos de agua. Te aconsejamos optar por peces nadadores entre 3 y 7 cm en función de la talla de los alevines en que se fijan las truchas. Habrá que adaptar, según los ríos, la talla y peso del señuelo para pescar óptimamente y proponer a los depredadores una presa acorde a su alimentación diaria. En nuestra sección de
peces nadadores para trucha, encontrarás el que convenga mejor a la práctica y a la tipología del curso de agua donde pescas entre las más grandes marcas como
Duo,
Illex o
Rapala.